En 1968 Burton le compró a Taylor su primera piedra brillante, el Diamante Krupp cuadrado. En cuanto se lo puso, ya nunca abandonó su mano (y es comprensible). Este diamante de 69,42 quilates fue originalmente propiedad de Vera Krupp, de la familia de industriales alemanes Krupp. La familia Krupp hizo su fortuna fabricando armas de acero, y proporcionó armamento a los nazis en la II Guerra Mundial. Cuando Taylor vio que el diamante estaba en venta, inmediatamente pensó que tenía que ser suyo. Sintió que, como mujer judía que era, tenía derecho a este diamante. Después de su muerte la piedra se rebautizó como Diamante Elizabeth Taylor.
Lucrecia Amantini Kawasaki